domingo, 10 de noviembre de 2013

Las tribulaciones: un buen termómetro


La experiencia de las tribulaciones puede ser buen termómetro de tu proceso de conversión, pues pones en juego la verdadera confianza en Dios, en su misericordia y grandeza de perdón. 

A un cristiano se le esta permitido sentir dolor; pero no devastarse frente a los golpes del mundo, porque los criterios de este no tienen comparación con la leyes de Dios, que nos pide vivir la alegría de ser sus hijos en cada una de la circunstancias de nuestra vida. Ya lo dice mi gran amigo San Francisco de Sales "La santidad se encuentra en el camino que nos abre cada uno de nuestros días, en que se ofrecen a nosotros, con atractivo desigual, los deberes de nuestra vida cotidiana."

domingo, 20 de octubre de 2013

He decidido amarte para toda la vida

He decidido amarte con o sin sentimientos,
en las noches mas hermosas y en los días mas turbulentos.

He decidido entregarte mi vida, para que la cuides,
en la distancia y cuando puedas sentir mi aliento.

He decidido ser tu caballero protector,
teniendo la oración como arma, y mi amor como escudo.

He decidido ser santo a tu lado,
porque veo en ti lo que Dios no quiso darme.

He decidido amarte,
para toda la vida.


Alfredo Alonzo

jueves, 10 de octubre de 2013

¿Cómo tomar una decisión?

 
 
¿Cuántas veces nos ha pasado? ¿Cuántas veces nos hemos hecho una cantidad de preguntas antes de tomar una decisión que creemos es la que marcará nuestra vida? Y hemos fallado algunas veces, y otras le hemos atinado, y aún mas, en otras aún no descubrimos sin fue correcta o incorrecta la decisión.
 
Considero que darle vueltas a un asunto no es un tema de inmadurez; solo cuando esta preocupación contempla varios ámbitos de nuestra vida. Cuando en nuestra decisión incluimos el ver los pro y contras no solo hacia nosotros, sino también a los que están a nuestro alrededor. Y es aquí donde el demonio puede empezar a jugar con nuestras emociones, y debilidades. Porque si el sabe que si tomamos una buena decisión, estaremos rumbo al cielo; y él buscará que optemos por la mala como de lugar, valiéndose de nuestras debilidades y pecados.
 
Frente a ello, podemos buscar un si fin de fuentes para que nos ayuden a tomar la decisión, y todas pueden darnos un sin fin de ideas y orientaciones; pero es la naturaleza humana la que nos habla. Y entonces ¿A quién escuchar?
 
Hace una semana, mientras iba en el bus, un papara con su hijo iban a mi costado. El niño, de unos 3 años, estaba en esta etapa del ¿por qué? que pasa todo niño Y me parecía interesante como resaltaba en el padre la paciencia para poder responder todas las preguntas del niño...todos los ¿Por qué? Y el niño no dejaba de preguntar una y otra cosa.
 
Si decimos que somos hijos de Dios, que él nos hizo con la principal función de amarlo y respetarlo, considero que sabemos muy bien a quien preguntarle frente a nuestra dudas o tribulaciones; pues como padre "poderoso", capaz de hacer lo que quiera con el mundo, sabrá el por qué de tales cosas y con su palabra nos podrá dar la tranquilidad de tomar la mejor decisión.
 
Pero no es fácil, porque no siempre esa respuesta va a ser como queremos que sea; por el contrario, la respuesta sea posiblemente la que no queremos, y es ahí donde nuestra rebeldía, como adolescentes, aflora y no queremos aceptar. Pero recordemos que Dios es como esa mamá o papá que nos guían para nos irnos por las escaleras cuando estamos empezando a caminar. Y a pesar de que renegamos, porque no vemos ese peligro, debemos escucharlos.
 
Escuchémoslo, entremos en silencio, dejando de lado nuestras subjetividades y gustos para poder estar atentos a sus suaves palabras. No dejemos que el maligno gane la batalla, pues Dios nos quiere junto a él al final de los tiempos, y nos cuida siempre.
 

viernes, 26 de julio de 2013

La medida correcta


A menudo creemos que todo va bien en nuestra vida, pues tenemos un trabajo, los estudios, una vida social buena (creemos que tenemos amigos de verdad), que no nos portamos mal (según nuestros propios criterios o mejor dicho los criterios del mundo de hoy), y eso basta. Pero nunca nos sentamos a ver nuestra propia exigencia interior. Y es que en el fondo sabemos que nuestro corazón “siempre” anhela algo más para ser felices. Y cuando ese algo quiere empezar a gobernar nuestra vida, insertando en nuestro corazón criterios que de verdad nos podrán hacer verdaderos hombres (dejar vicios, alejarnos de ciertas ambientes y personas, pensar diferente, etc.), no permitimos que moldeé nuestra vida según su plan, simplemente no nos gusta, cerramos la puerta a asumir esa nueva vida y le damos la espalda.

Y efectivamente todo cambio cuesta, y en muchas ocasiones duele mucho, pues ese hombre viejo al que queremos dejar se aferra mucho más a nosotros cuando descubre nuestras intenciones de vivir santamente.
Y entonces toca preguntarnos si quiero ser alguien que solo CREE QUE ACTUA BIEN frente a los criterios del mundo o tener la certeza total que estoy llevando una VIDA DIGNA DE MERECER LA ETERNIDAD, EL CIELO.

Durante este tiempo vengo descubriendo que conformarme a la figura del Señor Jesús, verlo a él como modelo de perfección en sus acciones, gestos y palabras, debe ser la medida para todos mis actos: perdonar, corregir, mirar, hablar, escuchar y sobre todo "AMAR".


Alfredo.